lunes, 2 de enero de 2017

MIRANDA 1993

Miranda.
Era el último día del año 1993, El pueblo celebraba con ánimo el llamado “Carnaval de fin de año”, fiesta postrimera creada por “chiqui” entusiasta líder político del momento. El festejo se iniciaba en las horas de la mañana con un suntuoso desfile de carrozas, compuesta por representantes de casi todos los barrios, que habían prestado tractores con sus tarimas rodantes a los ingenios de la zona, en ellos construían alegorías que representaban lo mas característico del año que terminaba, haciendo elogio o mofa a un evento que había dado importancia o descredito a la historia del tiempo que se superaba. En una de las carrozas bellamente decorada desfilaban la comparsa de “gays”, la que a su paso recibía el elogio o la rechifla de las gentes apostadas a lo largo de la vía. Los personajes de esta comparsa lucían con extravagancia sus atuendos, pero generalmente eran ganadores de los premios con que los organizadores del desfile premiaban a los concursantes.
Cuando terminaba el desfile, casi al medio día, las gentes principalmente los jóvenes iniciaban la más tremenda batalla de agua y harina, corrían las bandadas de muchachos por todas las calles y a quien estaba limpio, además de mojarlo lo pintaban de blanco.
Había bajado de mi finca en las horas de la mañana y variando mi recorrido, no fui a Florida, sitio generalmente frecuentado, además mi propiedad pertenecía a ese municipio y lo hice al pueblo vecino: Miranda, ocupe la mesa de un bar, llamado “casa azul” para estar a tono con el año que despedía pedí aguardiente y cerveza para pasarlo, esta mezcla , revoluciona los sentidos, eso de pasar alcohol con alcohol, precipita el grado de normalidad pero era el fin de año y parecía que todo estuviera permitido.
Observe con entusiasmo el recorrido del desfile y las parodias de las comparsas despidiendo el año, cuando se inicio la batalla de agua y harina me refugie al interior del bar, para no ser víctima de algo que me incomodaba, desde allí observaba como los carros y buses de transporte entre los pueblos vecinos, eran los más asediados por los infantes en su gran francachela de agua y harina, pensando que la correlona estaba cesando, atreví a ubicarme al centro del parque, la verdad los jóvenes protagonistas del suceso se habían marchado a otros sitios buscando a sus contendores, en ese momento todo el pueblo estaba invadido por guerreros , el agua brotaba de todas partes, fue necesario la intervención de las autoridades para quitar el servicio del precioso liquido, pues el desperdicio rebasaba las urgencias de los vecinos. Ubicado en el parque y ante la ausencia de fuerzas confrontantes busque tranquilidad cuando fui de manera sorpresiva atacado, me desportillaron par de huevos en la cabeza y me la cubrieron de harina, quede como un fantasma de media noche siendo además irreconocible, como carecía de amigos, guarde silencio mas sabiendo que el pueblo que visitaba, gozaba fama de tener gentes de las montañas pertenecientes a fuerza irregulares. Cuando me repuse del aleve asalto y limpie mi cuerpo de residuos de harina y huevos, el atacante me saludo con guasoneria, se me presento como Walter Zúñiga invitándome a ser parte de su grupo, que departía amistosamente al ruido de la fiesta en una de las esquinas del parque, defendiéndose del agua y la harina. Cuando hacia parte del grupo me presento a sus acompañantes, entre los que había uno que actuaba como líder, me dijo su nombre José Norbey Grajales, pero me puede decir “chiqui.”
Entrando en familiaridad con el nuevo grupo, supe que se trataba de jóvenes políticos del pueblo que pretendían asumir el poder, venían haciendo política desde hacía varios años y la idea era reconquistar el poder, que lo habían perdido por acusaciones de la oposición a hechos de juventud.
“Chiqui”, se había graduado de abogado en la Universidad Santiago de Cali, años antes e irrumpido en la política a la sombra de una dirigente liberal, quien había ocupado la alcaldía la primera vez que se instauro el sistema, constituyéndose además en la primera mujer que había alcanzado el honor en Colombia, posteriormente formo un grupo político para oponerse a las pretensiones de la mujer que queria continuar en el poder y se lanzo de candidato , ganando el resultado final, las fuerzas que había creado lo apoyaron, pero duro escasos días en el mandato, siendo derribado por los opositores que lo demandaron por un caso de trifulca cuando era un joven.
Libre de ataduras jurídicas que le imposibilitaran sus pretensiones se lanza nuevamente en busca del poder, siendo los enemigos en sus pretensiones los amigos que había ayudado a elegir con su caudal electoral y eso los tenia reunidos ese día , para lo cual habían creado la fiesta de fin de año
En las horas de la tarde la gente agotada de la fiesta, se retiraban a sus hogares para la celebración familiar de despedir el año, yo hice lo mismo, despidiéndome de mis contertulios, quienes me comprometieron para que los acompañara en sus aspiraciones políticas.
Los primeros días del mes de enero, baje al pueblo, tenía amigos y estaba más cerca de mi propiedad, así que opte por volverme vecino del sitio. Ese día encontré al “chiqui”, que conociendo ya de mi oficio, me propuso que les diera clases de construcción a los oficiales y maestros , como un acto de campaña, de inmediato acepte la propuesta, además representaba una acción de colaboración en la lucha política de la cual ya me había identificado. Durante dos meses una vez por semana, en la sede del grupo, dictaba clases de construcción basado en el libro que había escrito con ocasión del sismo de Popayán:”Manual de construcción antisísmica de estructuras menores”. Los viernes asistía a la reunión semanal de la política del grupo y mi intervención era sobre vivienda de interés social. Esta entusiasta colaboración me puso dentro de los dirigentes que apoyábamos las aspiraciones del candidato.
Por esos años vivía en Cali, pero mi nueva afiliación política, requería de mi presencia para poder cumplir con los compromisos adquiridos.
Un día requirieron de mis conocimientos de ingeniero, por lo que viaje con “Chiqui”, a la vereda de “caparosal”, estaban en fiestas y se les había prometido el estudio de un muro para defender algunas viviendas ubicadas a la orilla del rio, de las crecidas y embates de este. Di las instrucciones respectivas y me aprestaba a dejar el sitio, cuando dos hombres en una motocicleta abordaron al candidato. Observe el dialogo situado a una prudente distancia, cuando ascendí al Toyota, que conducía el líder, este me dijo: ingeniero debemos ir por allí, me solicitan.
Manejo con velocidad el vehículo, por una vía para mi desconocida, llegamos a un caserío, allí supe que era “El Cabildo”, fuimos recibidos por un grupo de guerrilleros en aptitud de vigilantes de alguien con mando indicándonos el lugar. Se trataba de una casa en la cima del caserío, rodeada de una espesa vegetación, desde donde se podía divisar toda la región, especial para guarnecer a un jefe insurgente a las leyes el gobierno. Accedimos a la zona siendo siempre vigilados por la guardia, entramos al lugar cuando se nos dio la orden por uno de los escolta. En el fondo de la residencia en una alcoba que hacia las funciones de oficina, fuimos recibidos por un hombre joven que lucía un hermoso traje militar, parecía un oficial de la aviación norteamericana, con gafas oscuras, se saludo con amistad con “chiqui”, enseñando que eran viejos amigos, este se dirigió a mi presentándome como un ingeniero que estaba colaborándole en su campaña. Era el segundo del mando del grupo guerrillero “Jaime Bateman Cayon”, una insurgencia que tenía su asiento en las montañas de Miranda en el Cauca y que no se habían desmovilizados cuando el “M19”dejo las armas integrándose a la sociedad civil, su alias era “comandante Ernesto”.
Iniciaron una charla sobre distintos tópicos y citaban algunos nombres como si fueran ya conocidos, la conversación duro algo así como media hora y al despedirse, le recordó un encargo de un computador que le había regalado un señor muy conocido en la región, le envió un mensaje al tendero del pueblo, solicitándole una remesa.
Regresamos a la vereda que prestaba asilo al revolucionario y en una tienda solicite un aguardiente doble para calmar mi estado de tensión, ante la sorpresa que mostraba, era primera vez que tenía contacto con un guerrillero, no los conocía sino en los informes de la televisión. Debo decir que durante el tiempo que duro el encuentro, guardaba un miedo que trataba de disimular, para no aparecer como un cobarde. Descendimos a “caparosal”, lugar donde había dado las instrucciones técnicas, allí nos integramos a la fiesta que se iniciaba, eran ya más de las siete de la noche.
Al filo de la media noche y en pleno esplendor de la reunión, fuimos invadidos por guerillos, con sus acompañantes, ellos querían integrarse al ágape .Esa noche baile con las insurgentes, el miedo desaparecía, pero con temor me imaginaba una escalada del ejército. Siempre guarde como un secreto este suceso.
Esta experiencia, me enseño que el lugar que había tomado como sede de mi destino, era complicado, la zona incluida mi propiedad rural “El Agrado “en las montañas de Florida en el Valle, en alguna forma pertenecían a las huestes en rebeldía con el gobierno. Mis amigos decían que la finca de mi propiedad limitaba al occidente con el sexto frente de las Farc al sur con el “Bateman Cayon”, y al norte con el ejército Colombiano no tenia sino una salida al oriente con la civilización
La campaña por la alcaldía cada vez se tornaba más interesante. El gobierno local , se resteaba buscando el apoyo popular, el enemigo a vencer era el jefe natural de los últimos años, para fortuna no hubo brotes de violencia, que pudieran empañar el proceso político.
En la última semana antes de las elecciones, tuvimos la idea de sacar un periódico, se llamo “La chiva Mirandeña”, lo dirigía con mi amigo Walter, segundo de abordo en las pretensiones electorales. Este se constituyo en un golpe certero, en el mostrábamos todas nuestras fortalezas y las de nuestra gente, así que el día de las elecciones trabajamos sin descansar. A eso de las diez de la noche de ese día del mes de octubre, pudimos cantar victoria. Habíamos logrado la alcaldía con “chiqui”.
“Chiqui”, como lo dice el cariñoso apodo con que todo el mundo lo llamaba y sabiendo que a él le gustaba más que lo llamaran así, que con su propio nombre, era una persona de baja estatura, ojos verdes que lo caracterizan pero al mismo tiempo de un gran corazón, sus amigos le decían jocosamente “el pequeño gigante”. La política era su destino y desde muchacho lo entendió, en las aulas del colegio ya sobresalía, toda su generación sabía que estaba hecho para grandes cosas. De carácter astuto, de una familia de inmigrantes a Miranda que provenía del sur del Valle, la violencia de la época, y su origen liberal, hicieron que su padre emigrara a la región del norte del Cauca. Estudió derecho con dificultades económicas, gozaba de un buen sentido del humor.
En su carrera política, después de su fallido intento por ser alcalde de su pueblo, fue Secretario de Educación del Cauca, en Popayán, tiempo en el cual hizo grandes amigos en la política, había pertenecido al nuevo liberalismo y asistió a su sepelio, cuando el líder Luis Carlos Galán fue asesinado en Agosto de 1989. En su vivienda en la sala principal, la presida un retrato del político inmolado.
Ocupo los meses de noviembre y diciembre preparando su gobierno y estructurando lo que sería su gabinete. Por mis oficios al movimiento y profesión, fui nombrado jefe de Planeación.
Se posesiono de alcalde el 1 de enero de 1995, acompañado por sus padres, permanecía soltero, pero las mujeres fueron elemento vital en su vida. Cuando ocupo la oficina vio que las llaves de la alcaldía no habían sido entregadas por el saliente, armo semejante bulla con sintonía nacional por el absurdo hecho, atendiendo desde los corredores, del edificio público acompañado por sus colaboradores y frente a las cámaras de televisión, que denunciaban el insólito suceso.
Todos los actos de su vida incluida la alcaldía fueron irreverentes, gobernaba con su sentido y trataba de desconocer que existía un articulado de normas que le ataban en su proceder, para él era posible todo, esto fue aprovechado por sus contradictores, que los tuvo en cantidad, y le armaron las más sofisticadas demandas, que con habilidad respondía y soportaba, tenía una rara filosofía sus enemigos, tenían que ser enemigo de sus amigos, no soportaba términos medios. Su alcaldía paso a la historia por la calidad y cantidad de obras. Transformó la ciudad, recibió un pueblo pequeño y lo transformo.
Desde la oficina de Planeación, lo primero que hice fue proponerle al Alcalde la construcción de una avenida, que partiendo del Puente sobre el rio Desbaratado, llegara al pueblo, de doble vía y separador central, igualmente bahías para el estacionamiento de buses intermunicipales, con la aceptación del señor alcalde, contratamos los servicios del ingeniero Germán Arboleda, quien había sido Director de planeación de Cali, experto en desarrollo urbano y con maestría en vías.
Tomo tres meses para presentarnos el proyecto vial, que le cambiaria la cara al municipio, además de valorizar los terrenos limítrofes, se convertiría en un eje para estimular el turismo, el que empezábamos a considerar como una fortaleza.
El ingeniero realizo la respectiva exposición del proyecto y quedo en manos de “chiqui”, hacer la respectiva gestión ante las instancias nacionales para convertir en una realidad el proyecto.
Durante su gestión se construyo el formidable proyecto que cambio la fisonomía urbana, hoy podemos decir que la obra de más trascendencia construida durante la vida urbana municipal lo representa la avenida. Arboleda, el proyectista, es profesor internacional de vías y en sus conferencias, muestra la Avenida Centenario, como el logro de una Administración que quiere hacer las cosas bien y ese fue José Norbey Grajales.
“Chiqui”, entendía que en las montañas existía la participación insurgente y esta de una manera muy local, Miranda era de los únicos municipios que tenía guerrilla propia.
Un día tomo la decisión de ir a uno de los lugares más alejados de la cabecera municipal, la vereda de “cajones”, en la parte alta, muy cerca del nacimiento del rio Desbaratado. Una comunidad solicitaba la instalación de un aula, pues los niños tenían que caminar varias leguas para asistir a la escuela más cercana. Viajamos en vehículo, hasta la Mina, zona de explotación del mármol y de allí en caballo, durante cinco horas para llegar a una casa en la cima de la montaña, que habían ofrecido para la instalación del aula. Durante el viaje ecuestre fuimos abordados por un miliciano del “Bateman”, quien se atribuía para el movimiento la gestión educativa, en el viaje comentaba del ofrecimiento de los Ingenios de la zona, en dinero para dejar el camino de la insurgencia y en su ignorancia confundía pesos con dólares, por lo que las cifras mencionadas eran astronómicas .
Llegamos al lugar, éramos esperados por toda la comunidad interesada en el propósito educativo, los organizadores tenían preparado un almuerzo y en el patio de la casa, instalaron lo que sería el sitio de reunión, a un lado la mesa directiva, que sería ocupada por el alcalde y demás personal del gabinete que asistía, al frente y con una separación de varios metros, el lugar que ocuparían la comunidad.
En su fogosa intervención el “chiqui”, hablaba del interés de su administración, en la educación y decía como esas comunidades tan lejanas al desarrollo era prioridad de su gobierno, yo ocupaba el sitio en la mesa, al lado del señor alcalde, cuando un gallo joven, se atravesó en el espacio entre la comunidad y la mesa directiva, deteniéndose en el centro. ”Chiqui”, enardecía mas sus palabras, sin darse cuenta del animal y este lo miraba detenidamente cada vez que el orador, hacia una genuflexión en sus palabras, el animal con incredulidad mecía su cabeza. Aproveche para interrumpirle el discurso y al oído le dije: mira al gallo, este meneaba su cabeza y exprese de acuerdo a los ademanes del gallo, decía” Si este señor cumple, todo lo que está diciendo, el próximo sancocho de pollo voy a ser yo”. Aquí termino la reunión, la risotada fue general ya que todo el mundo observo, lo que estaba pasando.
La verdad, se cumplió instalando en esa casa el aula requerida por los educandos, continuamos el viaje, dormiríamos en la última vivienda existente en la región, a dos horas de las lagunas donde nace el rio.
Con grave preocupación veíamos como los colonos descuajaban monte para sembrar amapola, lo único que desafortunadamente admirábamos era la belleza de las flores de amapola, pero el daño irreparable causado a la naturaleza no tenía perdón de Dios.
Qué tristeza que estos paramos, no tengan una intervención más decidida de los gobernantes, como vamos veremos a Colombia convertida en un desierto sin agua, con unas montañas estériles y sin el liquido precioso.
Durante el mandato del “chiqui”, el gobierno nacional instauro unos diálogos para lograr la desmovilización del grupo guerrillero “Jaime Bateman Cayon”, asentado en territorio de Miranda. El grupo “M19” que operaba en la zona del Cauca, municipios de Toribio, Corinto, había logrado su desmovilización en acuerdos políticos con el gobierno nacional. Su máximo jefe Carlos Pizarro Leongomez, había dejado la causa insurgente, para reintegrarse a la lucha política por medios electorales. Siendo candidato presidencial, en una campaña política, fue abaleado al interior de un avión.
El “Bateman Cayon “. Fue un puñado de insurgentes que no están de acuerdo con el programa de desmovilización del “M19”, hicieron tolda aparte y se constituyeron en una fuerza sediciosa, tomando como sede de sus actividades las montañas del Cauca, especialmente las del Municipio de Miranda. Su nombre lo tomaron de Jaime Bateman Cayon, un dirigente samario que fundó el “M19”, y encontró la muerte en un accidente aéreo, viajando a Panamá.
Los diálogos iníciales, fueron en la vereda “La Cilia”, parte alta de la montaña, se tenía el acompañamiento de la Cruz Roja Internacional, y de Bogotá enviaban unos duchos en conversaciones para acuerdos con insurgentes. El alcalde de Miranda renuncio a su participación, ya que sus funciones no le permitían disponer de tiempo, paro lo cual designo a su Jefe de Planeación.
En la primera reunión, un grupo de aproximadamente cuarenta personas, la mitad guerrilleros, muchos de ellos importados de otros sectores y expertos en acuerdos, con educación universitaria. Lo primero que se discutió fue sobre el avituallamiento de los insurgentes, estos pidieron tal cantidad de cosas innecesarias, que si no es por la Cruz Rojas, se dañan los diálogos sin iniciarlos, solicitaron cosa para por lo menos 25.000 personas, recuerdo 2.550 kilos de repollo, 3.000 de tomate, en fin todo era monumental: emisora, carros, pero lo más desconcertante era la cantidad de comida.
En un descanso que solicitaron los de la Cruz Roja, nos reunimos en pequeños grupos, para comentar lo sucedido de la parte de la reunión que llevábamos, un enviado de Bogotá, que dialogaba con una guerrillera, le dijo: Creo que se le olvida algo señorita, veo que han olvidado pedir gimnasios, porque para tanta comida van a perder la línea. La mirada de la insurgente fue tan severa que todos pedíamos escondedero a peso.
Fueron varias semanas las que nos ocuparon los diálogos, pero una acción de otro grupo de insurgentes que no estaban interesados en arreglos los desbarataron.
“Chiqui” continuaba su gobierno, frente a los despropósitos de la oposición, que lo querían ver en el asfalto, sus enemigos todos los días le instauraban una demanda y desafortunadamente el por su proceder lo permitía. Recuerdo que vivía en la casa de William Wagner, un viejo paisa de origen alemán, padre de una hermosa familia Mirandeña, que me acogió sin reservas, muchos días escuchaba a eso de las cinco de la mañana el ruido de la pólvora, voladores que generalmente se usan en la celebración de fiestas patrias o religiosas, me levantaba preguntaba que estaba sucediendo y casi siempre me respondían que era la oposición que celebraba las destitución del “chiqui”.
Termino su mandato haciendo caso omiso a las afrentas de sus enemigos, realizando una gestión para la historia y que las gentes siempre le recordaran









hola ing muy bueno su tema continue escribiendo que lo hace muy bien usted tiene mucho que contar de nuestro querido pueblo, animo mucho animo
Jue, 26/03/2009 - 22:52 — andre laplume Nuevo
Relato extenso, pero vale la pena leerlo.
Alta: 15/02/2009
Miembro
Es un relato extenso, pero vale la pena. Esta bien escrito y es novedoso por ejemplo en Argentina. Personalmente desconocía estas costumbres. Lo felicito.
Saludos André laplume.
Hola mi querido Luis Fernando, siempre pendiente de lo que haces he leido el artículo sobre "chiqui" y me pareció muy interesante, la fecha de iniciación de su mandato no fue 1994 sino 1995, además creo que está mal escrito Caparrosal con s, si no estoy mal es Caparrozal. Espero corrobores lo anterior y corrijas. un beso bien largooooooooooooooooooo. te quiero mucho. chaodo Orozco – Miranda

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