lunes, 2 de enero de 2017

JOSE NORBEY GRAJALES RAMIREZ “Chiqui”




JOSE NORBEY GRAJALES RAMIREZ
“Chiqui”


Por: Ing. Luis Fernando Orozco Gutiérrez



Este próximo 27 de diciembre, cumple seis años de habernos dejado para siempre, el inolvidable “Chiqui”. Sin embargo la impronta que imprimió entre los suyos, lo ha hecho permanecer en el tiempo y lo más importante, perpetuar su vida a través de las obras que ejecutó en su mandato, cuando fue primera autoridad, y por el recuerdo que dejó por todas las acciones que realizó por hacer de Miranda el pueblo más bello de Colombia.


Joven irrumpió en el panorama político, se doctoró en Derecho, en la Universidad Santiago de Cali, afrontando todas las dificultades económicas del momento; tengo entendido que ayudado gracias a doña Myriam Ruiz, quien avizoró en el joven político grandes talentos y posibilidades y a quien él, después combatió para arrebatarle su hegemonía política.


Su pequeña figura le origino el “mote” de ‘Chiqui’, el que aceptó más que su verdadero nombre; prefería que le dijeran “Chiqui” que José Norbey y en las contiendas políticas se le escuchaba a sus adherentes decir: “el pequeño gigante”. De ojos verdes inescrutables que le agregaban fogosidad a sus palabras, características que gustaban a las mujeres, que fueron una constante en su vida.


Como hombre inquieto en su juventud, atendiendo los llamados de la insurgencia, quiso militar en el M19 compuesto por jóvenes universitarios, asentado por esa época en las montañas vecinas a Miranda; su fiebre revolucionaria duró mientras buscó las montañas para contactar a los jefes; le pareció muy larga y extenuante la caminata, pues pronto se vinculó a las huestes del líder inmolado del Nuevo liberalismo, Luis Carlos Galán, por quien siempre guardó fe en su ideario político. Lo acompañó a su morada final, en el sepelio del líder asesinado en agosto del 89. En su casa de habitación, el salón principal lo presidía un retrato de Galán y la foto de su tumba, en el Cementerio Central de Bogotá.


Chiqui está comprometido en los destinos de su terruño desde 1980 hasta su muerte, ocurrida en el año 2003.


Su forma de hacer la política fue siempre irreverente. No obstante sus estudios jurídicos, creía que todo era posible, situación que le originó severos contratiempos y retrasos en su vida pública. De inmensa sagacidad política, poseía una singular facilidad para cautivar a sus seguidores por su don de gentes. En sus alocuciones no era académico, la plaza pública ejercía en su personalidad de orador algo especial, allí sus discursos elocuentes y certeros parecían un volcán en erupción, que enamoraba a sus seguidores y ponía a temblar a sus adversarios.


Seguro en todos sus propósitos, tenía la actitud de un ganador puro, cualidad que siempre lo acompañó; a esto le agregaba su positivismo y optimismo en todos los actos en los cuales comprometía su capacidad mental.


De manera temprana, en 1990, ganó la alcaldía, la que tuvo que entregar a los pocos días de iniciarla, pues sus impugnadores le cobraban un insólito percance de juventud. Los gobiernos siguientes, todos tuvieron que contar con su aquiescencia.


Durante la gobernación del jurista Temistocles Ortega, hoy candidato a Representante a la Cámara, ocupó la Secretaria de Educación.


No fue buen amigo de los políticos caucanos, consideraba que ellos no le habían aportado algo importante a su pueblo. Como la Constitución del 91 creó para el Senado la circunscripción nacional, aprovechó la circunstancia para apoyar un candidato del Departamento del Valle y lo hizo con el nombre de Luis Fernando Londoño Capurro, quien en honor a la verdad, realizó importantes obras en Miranda, dándole la razón a las convicciones del novel político sobre sus paisanos.


En el año de 1993 se decide incursionar nuevamente en la búsqueda del gobierno local, oponiéndose al gobernante que había ayudado a elegir años antes y, derrotando al candidato oficial, se posesiona como alcalde el primero de enero de 1995.


Como gobernante demuestra su enjundia de líder, aparece el ejecutivo que comprende con profundidad la problemática municipal y realiza una alcaldía para la historia.


Consecuente con su estilo político, de creer que todo era posible, sus detractores aprovecharon las circunstancias para acusarlo por hechos baladíes y lo lograron complicándole en adelante su vida política, hasta su desaparición ocurrida trágicamente, por el destino de balas asesinas de las cuales nunca se ha sabido de que mente perversa salieron.


Tenía una manera muy particular de concebir los asuntos políticos; sus amigos tenían que ser enemigos de sus contradictores. Chiqui pertenecía a la gama de los hombres públicos a quienes había que amar u odiar, no existían términos medios.


Hoy en día Miranda luce con orgullo las obras que realizó en su mandato y que le cambiaron totalmente la fisonomía al pueblo, como es el caso de la Avenida Centenario. Ex alumno del Leopoldo Pizarro, colegio al que quiso con amor, deja la imponente Aula Máxima; realizó toda la gestión para la construcción del hermoso puente a la entrada del Valle y que hoy lleva su nombre; igualmente, la educación ganó con la creación del Instituto Técnico José Norbey Grajales. El barrio Unidos inicia su materialización, durante su mandato, hoy convertido en elegante y moderna urbanización. Los pobres fueron importantes durante su acción de gobernante.


Dejó muchos amigos que le recuerdan con cariño y gratitud por lo que hizo por ellos y enemigos que no le perdonaron nunca su irreverente manera de actuar.


Su ciclo vital fue interrumpido, cuando apenas iba en sentido de alcanzar la madurez política, privándonos de que obtuviera grandes logros para los suyos; sin embargo, su huella perdura hasta los presentes días, donde todavía su presencia se siente en los grupos políticos que buscan acceder al poder.


Su estirpe de ganador ha permanecido hasta después de su muerte, en la lucha por acceder al poder en la pasada campaña electoral, los dos contrincantes eran ‘chiquistas’, razón para considerarlo triunfador, ambos candidatos usaban en su lucha el nombre del líder sacrificado.


Llevamos varios años de paz política, que esperamos perduren por siempre, un pueblo no puede
sacrificar a sus hombres que solo piensan en hacer el bien.

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